Un jueves por la tarde, en mayo de 2010, poco despu茅s de que su madre lo llevase a casa tras un d铆a en la escuela, Ty Field-Smalley, quien ten铆a 11 a帽os de edad, decidi贸 quitarse la vida. Se encontraba a tan solo una semana de terminar sexto grado. 鈥淪epultamos a Ty el 17 de mayo de 2010鈥, relata Kirk Smalley con respecto a su hijo, quien hab铆a sido acosado sin piedad en la escuela por el mismo chico durante dos a帽os.

Al final, el acosador de Ty tan solo cumpli贸 con uno de sus tres d铆as de expulsi贸n, la primera y 煤nica vez que la escuela le castig贸 por hostigar a Ty.

Al lunes siguiente, tras el suicidio de Ty, el acosador 鈥渟e acerc贸 a una ni帽a y le dijo que Ty hab铆a muerto por culpa de ella鈥, afirma Smalley. 鈥淵 entonces, la ni帽a intent贸 ir a casa y suicidarse. El primer d铆a del presente a帽o escolar, a帽o siguiente a la muerte de Ty, el mismo ni帽o se acerc贸 al mejor amigo de mi hijo y le dijo: 鈥楳e hice cargo de uno de ustedes. Veamos qu茅 puedo hacer contigo鈥欌.

鈥淭y muri贸 hace 503 d铆as鈥

El padre de Ty no se ha limitado a contar los d铆as desde la p茅rdida de su hijo, sino que se ha dedicado en cuerpo y alma a trabajar para , una organizaci贸n sin fines de lucro en contra del acoso creada por estudiantes en honor a Ty. 鈥淟uchar茅 contra el acoso donde quiera que se encuentre鈥, ha jurado Smalley. 鈥淓scuelas. Lugares de trabajo. No me rendir茅 hasta que el acoso lo haga鈥. Desde la muerte de Ty, Smalley, quien es originario del peque帽o pueblo de Perkins, Oklahoma, ha pronunciado discursos en m谩s de 100 escuelas y se ha dirigido a m谩s de 100.000 ni帽os. Se encarga de ense帽ar acerca de las consecuencias de vida o muerte que trae el acoso a trav茅s de testimonios, videos y dramatizaciones.

Smalley est谩 decidido a salvar a otros ni帽os de aquel inconcebible destino, y evitar que los padres experimenten aquella desgracia inimaginable. 鈥淪i su madre, Laura, o yo hubi茅semos tenido idea de que Ty era capaz de hacer lo que hizo, hubi茅semos hecho lo que fuese necesario para salvarlo鈥, afirma Smalley. Su esposa y 茅l hicieron todo lo que estaba a su alcance, incluyendo visitas 鈥渃onstantes鈥 a los administradores, suplic谩ndoles que hiciesen algo para ayudar a Ty鈥 en vano. 鈥淟aura afirma que hubiese sacado a Ty de la escuela. Sin embargo, es una decisi贸n dif铆cil. No puedes huir de los acosadores para siempre, pues existir谩n a donde quiera que vayas. En lugar de ello, saquemos al acosador de la escuela鈥.

Las pol铆ticas escolares victimizan a las v铆ctimas

鈥淟e ense帽amos a Ty que deb铆a defenderse鈥, relata Smalley, 鈥減ero nunca lo hac铆a. Era el chico m谩s peque帽o de todos, pero defend铆a a los dem谩s. Uno de sus compa帽eros, un ni帽o ind铆gena norteamericano, sol铆a ser acosado con frecuencia. Ty lo defend铆a, de manera que los chicos m谩s grandes le propinaban una paliza a Ty y dejaban en paz al otro chico鈥.

Finalmente, Ty se hart贸 y se defendi贸. Contraatac贸, y cuando lo hizo, tanto el acosador como 茅l recibieron el mismo castigo: expulsi贸n temporal de la escuela. Dicha pr谩ctica tan com煤n, denominada pol铆tica de 鈥渢olerancia nula鈥 o 鈥渃ero tolerancia鈥 (la cual considera responsable a todo ni帽o involucrado en el altercado), transmite el mensaje equivocado a las v铆ctimas de un acosador, afirma Smalley. 鈥淣o expulsen a los ni帽os por ser v铆ctimas鈥.

Ty estaba devastado ante la expulsi贸n, relata Smalley. Era la primera vez que se hab铆a defendido y hab铆a sido castigado. Horas m谩s tarde, Ty se quit贸 la vida. 鈥淪i alguien se te acerca en la calle y se abalanza sobre ti, tienes que defenderte. Es rid铆culo que las escuelas no sigan las mismas normas y leyes de la sociedad鈥, argumenta Smalley.

鈥淣unca responsabilicen a la v铆ctima por ser acosada鈥, se帽ala. 鈥淒eber铆an decirle al ni帽o: 鈥榯e protegeremos’鈥, y no preguntar tal como Smalley asegura que lo hizo el director de la escuela de Ty: 鈥溌縌u茅 hizo para ser acosado?鈥. 鈥淓sto sucede con mucha frecuencia鈥, a帽ade Smalley, quien insiste en jam谩s juntar al acosador y a la v铆ctima para resolver el problema, otra de las pr谩cticas habituales en las escuelas.

鈥淎hora la v铆ctima debe enfrentarse cara a cara con su torturador. Aquello resulta extremadamente dif铆cil para un ni帽o. En primer lugar, est谩 aterrado. Sabe que, si cuenta lo que sucede en realidad, el acosador lo atrapar谩 en el parque infantil y le har谩 pagar. Por lo tanto, la v铆ctima entra a la oficina y miente diciendo: 鈥楽olo me estaba jugando una broma鈥. Los acosadores son listos. Le hacen creer a los adultos que todo es culpa de la v铆ctima鈥.

Responsabilizar a los padres del acosador

En lugar de los acosadores, pues Smalley se帽ala que tambi茅n son ni帽os, 茅l opina que son los padres quienes deber铆an cargar con la mayor responsabilidad. 鈥淟os padres de un acosador suelen serlo tambi茅n鈥, afirma Smalley, quien agrega jam谩s haber conocido a los padres del acosador, y que los mismos jam谩s se han acercado a 茅l para hablar o disculparse, ni siquiera tras la muerte de Ty.

鈥淟as pol铆ticas contra el acoso no funcionan鈥, afirma Smalley. 鈥淣o son m谩s que papeles, y si le preguntas a una escuela acerca de su pol铆tica contra el acoso, la mayor铆a de ellas ni siquiera sabe si posee dicha pol铆tica. Necesitamos una ley que responsabilice a los padres por las acciones de sus hijos, que le brinde una oportunidad a la escuela (en caso de que un ni帽o est茅 siendo v铆ctima de acoso) de decirle a los padres del acosador: 鈥楾ienen una semana para corregir la conducta del ni帽o鈥. Si no surte efecto, se les dar铆a [a los padres] una advertencia. Luego, recibir铆an una multa. Si ocurre por cuarta o quinta vez, los padres podr铆an ser enviados a prisi贸n por unos d铆as鈥.

Smalley y su esposa, Laura, participan en 鈥Bully鈥, un documental acerca de los ni帽os v铆ctimas de acoso en Estados Unidos. Smalley da la impresi贸n de ser un padre sereno, de apariencia digna y lleno de desconsuelo, quien no est谩 en busca de venganza o castigo (no est谩 demandando al distrito escolar ni a los padres del acosador), pero se mantiene firme en su cruzada contra la negligencia, la crueldad y las racionalizaciones destructivas que perpet煤an una cultura de acoso.

鈥淪e nos dice que los chicos son as铆, que el acoso no es m谩s que un rito de iniciaci贸n propio de la infancia. Eso no es cierto. Sucede de esa manera por el simple hecho de que lo permitimos鈥.

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